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Los nikkei en el Perú
A Kaori le impresiona cómo la colectividad nikkei peruana intenta preservar su identidad. “Lo que más me parece admirable es que haya una sede (el Centro Cultural Peruano Japonés) y que traten de mantener la identidad de alguna manera, así no tengan que profundizar en lo que yo estoy pensando todo el tiempo: qué es ser nikkei. Por lo menos el hecho de mantener una clase de taiko ya es importante. Es como la entrada, si después cada quien quiere ahondar en su identidad o en la historia ya es una cosa aparte”, afirma.
En Venezuela los nikkei están mucho más integrados que en el Perú. La colectividad nikkei peruana “está mucho más cerrada o no está tan integrada como nosotros. En Venezuela estamos mucho más mezclados, más integrados”.
¿Qué es mejor: integrarse o cerrarse? Quizá un término medio. “Yo creo que no hay que cerrarse, pero sí mantener su cultura”, responde.
Shock en Japón
Muchos nikkei peruanos descubrieron en Japón que son peruanos y no japoneses. A Kaori, que ha estado un par de veces en el país de sus ancestros, le ocurrió algo similar. “Tú vas descubriendo que no perteneces a Japón, yo me sentí mucho más latinoamericana desde que llegué a Japón la primera vez”, apunta. “Si vas a Japón eres un gaijin, ni siquiera nikkei”, enfatiza.
Japón le chocó. “Fue un shock muy fuerte. Tokio es una ciudad que constantemente te está dando órdenes, te está diciendo 'camina por aquí, no te olvides del paraguas cuando vayas al metro'; abres la nevera del supermercado, te está diciendo 'usted va a encontrar tal cosa, tal cosa'. Eso ha hecho como que se automaticen y que ni siquiera se miren, porque entran al metro y se quedan dormidos. Para mí Tokio fue como un poquito de naturaleza y lo avasallante de una ciudad grande”, explica.
Epílogo
Tras estar en Japón y el Perú, Kaori está en el tramo final de la elaboración de Nikkei. El documental tendrá tres líneas históricas: la primera, desde la Restauración Meiji hasta 1921, año en que su abuelo salió de Japón, para explicar los motivos que alentaron a los japoneses a emigrar a América; la segunda, la etapa de Rinzo en el Perú, hasta 1939; y la tercera, desde que abandonó tierra peruana hasta 1956.
En el proceso de creación de Nikkei, Kaori ha ido descubriendo cosas de sí misma, de su familia y de la historia de la inmigración japonesa. Lo mismo les ocurrirá a los nikkei cuando vean el documental y sientan que la historia de la familia Yonekura, de alguna manera, también es la suya.
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Perfil
Kaori Flores Yonekura lleva aproximadamente once años haciendo documentales. Se ha dedicado especialmente a trabajar temas como cultura latinoamericana, derechos humanos, paz e indigenismo. En Lima trabajó con el cineasta Hugo Shinki.
* Este artículo se publica gracias al convenio entre la Asociación Peruano Japonesa (APJ) y el Proyecto Discover Nikkei. Artículo publicado originalmente en la revista Kaikan Nº 47, julio 2010.
© 2010 Asociación Peruano Japonesa y Enrique Higa Sakuda / © 2010 Fotos: Asociación Peruano Japonesa y Kaori Flores Yonekura