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Nicole Higa Kobashigawa: voluntaria de vocación

Nicole Higa ha participado en distintos voluntariados como el de la Casa Ronald McDonald y el Bicentenario de Perú. Crédito: archivo personal (izquierda) y captura de video de Promperú (derecha).

Si existiera la carrera de voluntaria profesional, quizá Nicole Higa Kobashigawa la hubiera escogido. Cuando estudiaba en el colegio La Unión de Lima le iba bien en todos los cursos, de matemáticas a educación física (en un taller de circo aprendió zancos y malabares), por lo que ninguna materia la atraía en particular. Hasta que en sexto grado encontró un programa de liderazgo e ingresó de voluntaria para aprender sobre trabajo en equipo y habilidades blandas.

Asistió a ese programa todos los sábados de la secundaria, hasta dos años después de graduarse, y en vacaciones iba al programa de guías del club AELU para niños de siete años. “Siempre me gustó el voluntariado, fue así que terminé orientada al desarrollo humano”. En la Universidad de Lima estudió Psicología y, aunque allí descubrió que esta especialidad no se dedica exclusivamente a cuando los niños tienen problemas de conducta, sí recuerda que estar en otro ambiente le afectó.

“Me chocó un poco, pese a que era aplicada y responsable. Yo vivía en Pueblo Libre, frente al colegio, y para ir a la universidad tenía que despertarme tres horas antes para llegar. Además, se me hizo difícil adaptarme por el ‘idioma’. Yo decía oji, oba, gohan, onegai y gomen en el colegio, y me costó dejar esas palabras”, cuenta Nicole de esos años en los que también trabajaba para costear sus gastos. “Recibí apoyo de la Cooperativa Pacífico1, pero yo me pagaba el transporte y comida, menos el obento que mi obachan me hacía para llevar”.

Detrás del sueño

Incluso trabajando y con las clases de la universidad, Nicole encontró tiempo para seguir haciendo voluntariado: apoyaba en La Unión, estaba en las vacaciones útiles en AELU y también se unió a la Asociación Casa Ronald McDonald, apoyando en las actividades de La Casita. En AELU consiguió su primer trabajo capacitando a los voluntarios y luego con la empresa Metha se encargó de coordinar y planificar los programas de liderazgo en colegios y empresas.

En el Barco de la Juventud, Nicole Higa convivió con jóvenes líderes de todo el mundo durante un mes. Aquí, como voluntaria años antes. Crédito: Archivo personal.

Paralelo a su esfuerzo haciendo voluntariado, Nicole buscaba oportunidades para estudiar en Japón. “Me presenté a muchas becas, pero nunca me elegían y cuando salió lo de Barco de la Juventud yo tenía 17 años y la edad mínima era dieciocho”. Era el 2017 y ella había asistido a las charlas en la Asociación Peruano Japonesa sobre este programa del gobierno asiático cuyo fin es fortalecer las capacidades de liderazgo y el espíritu de cooperación internacional entre jóvenes compartiendo una experiencia de intercambio cultural.

“He crecido con historias de Japón por amigos y familiares y cuando escuché del programa sonaba como un sueño”. Estuvo en Tokio cerca de diez días, luego de un viaje en barco que duró cerca de un mes. “Todo el barco era para nosotros, fue muy loco convivir así, sin internet, eso te llevaba a hablar con el resto. Yo estaba en la mitad de mi carrera y salí muy inspirada por toda esa gente que busca un cambio positivo para la sociedad”.

La identidad japonesa

En Tokio descubrió la hospitalidad japonesa (“lo tienen todo planeado, tienen toda una visión del bienestar de los invitados”) y, tras la presentación de las diferentes delegaciones, fueron al norte, a Iwate. “Era la primera vez que veía nieve, no fui preparada, me prestaron ropa allá y la familia que me eligió, luego de ver mi perfil, era la de un señor de Okinawa. ¡Fue una suerte! ¡Yo viví conectada con Okinawa! He crecido con el baile eisa… lloré cuando me enteré de que la familia era de allá”.

La familia de Nicole Higa proviene de Okinawa, ella creció con el espíritu uchinanchu. Crédito: Archivo personal.

Ambos lados de su familia son de Okinawa, de Nago y Nishihara (“he crecido con el espíritu uchinanchu”). Ella es de cuarta generación, su bisabuelo, Eicho Higa, fue presidente de APJ y su bisabuela Haru Higa fue una de las primeras lideresas de APJ Fujinkai. “En el barco, mi roomate era embajadora del té en Kyoto y yo pude reconectar con esa parte de mi familia. Así empecé un emprendimiento: la marca de té Miki Matcha”.

“Para mí, ser nikkei es un sentimiento, es más que el apellido y de dónde vienes. Es la conexión que tienes con la cultura japonesa. En La Unión he tenido compañeros que no son de ascendencia japonesa, pero yo los veo nikkei por su conducta y por la forma de ver la vida. Es una forma de ser, respetuosa y perseverante, además de conectada con la cultura japonesa… pero tal vez para los mayores no sea igual”.

Nueva faceta

Además del voluntariado, Nicole Higa ha hecho un taller de circo con Cuerda Firme. Crédito: Archivo personal.

Cuando regresó del viaje con la trigésima promoción del Ship for World Youth (SWY), encontró trabajo en The Little Gym International, un centro de desarrollo infantil donde pudo aplicar sus conocimientos de psicología en familias y niños. “Estuve como dos años con niños a los que vi desde que no se podían sentar hasta que empezaron a caminar”, cuenta Nicole Higa, quien también participó en otros programas, entre ellos uno con el colegio militar Leoncio Prado.

En 2020, Nicole se unió al equipo de voluntariado que Promperú, la oficina estatal de promoción del país, realizó por el bicentenario. Allí participó haciendo videos de ciudadanía y salud mental2. Un año después, ingresó a Laboratoria, organización especializada en formar a mujeres de bajos recursos para dedicarse al sector digital. “Siento que estoy en una organización que está cambiando el mundo, empecé como interna y luego me dieron la responsabilidad de hacer seguimiento de habilidades para la vida a estudiantes de bootcamp”.

A sus 24 años, Nicole Higa Kobashigawa comparte lo aprendido con un grupo de mujeres de las que sigue aprendiendo. “Hay de todo: chicas, mamás y mujeres de distintas provincias. Mi labor es apoyarlas con un rol de consejería, planificar los programas de ‘life skills’ y prepararlas para el entorno laboral. Como deben estar listas en seis meses, afloran muchas emociones y por eso es importante que tengan apoyo emocional”, dice Nicole, sentada delante de un letrero que dice ‘equilibrio’, uno que ha mantenido desde que perseguía en zancos su vocación de voluntaria para ayudar a otros a ver el mundo desde más arriba.

Notas: 

1. “Para mí, Cooperativa Pacífico significa esperanza” (27 Octubre, 2020, Cooperativa Pacífico)

2. Bicentenario Perú 2021: Voluntarios del Bicentenario

 

© 2022 Javier García Wong-Kit

Columbia Británica Burnaby Canadá Nicole Higa Kobashigawa Museo Nacional y Centro Cultural Nikkei Perú psicología voluntariado
Sobre esta serie

La serie de este mes presenta entrevistas a jóvenes nikkei de 30 años o menos de todo el mundo, que están ayudando a dar formar y construir el futuro de las comunidad nikkei o realizando un trabajo innovador y creativo, compartiendo y explorando la historia, cultura e identidad nikkei.

Diseño de logo por Alison Skilbred

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Acerca del Autor

Javier García Wong-Kit es periodista, docente y director de la revista Otros Tiempos. Es autor de Tentaciones narrativas (Redactum, 2014) y De mis cuarenta (ebook, 2021). Escribe para Kaikan, la revista de la Asociación Peruano Japonesa. 

Última actualización en abril de 2022

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