Uniéndome a la JACL
El programa Kakehashi fue la primera experiencia de Vini en donde todos los participantes eran americanos de origen asiático y de las islas del Pacífico. “Descubrí inmediatamente que me sentía más cómodo en esta comunidad de lo que jamás había sentido con mis amigos japoneses, porque de repente me encontraba dentro de un variado grupo de americanos con diversas identidades raciales y habilidades de idioma japonés, donde mis orígenes seguían siendo únicos pero no tan “diferentes” como normalmente era”.
“Después del viaje Kakehashi”, escribió Vini, mi deseo era estar conectado con mi recién descubierta identidad japonesa americana, pero no estaba de inmediato claro cómo podía hacerlo”. Estando al principio desalentado por los eventos de exalumnos de Kakehashi y las reuniones de la sección de JACL que se realizaban a 4 horas en auto, Vini continuó participando en las actividades del Centro Japón de la Universidad de Carolina del Norte. Sin embargo, “los asistentes eran principalmente inmigrantes japoneses de primera generación y personas no japonesas que estaban interesadas en el idioma y cultura japonesa, que no es exactamente lo mismo como la diáspora nikkei que yo había descubierto”.
En el 2016, Vini se mudó a Minnesota para la escuela de posgrado, acompañado de su novia Micaela (quien ahora es su esposa). Alentado por Micaela, Vini se unió a la sección de Twin Cities de JACL (TCJACL). “Comencé asistiendo a sus eventos, luego fui invitado a sus reuniones de consejo, luego fui “voluntold” [“voluntario a la fuerza”]para ayudar con la programación para los jóvenes, y luego comencé a tener mis propias ideas sobre cómo hacer crecer los esfuerzos ya impresionantes de la sección, orientados a la solidaridad intercultural y justicia social para todos usando el legado de la experiencia del encarcelamiento japonés americano del periodo de guerra”.
“Realmente disfrutaba trabajar con mi nueva comunidad, pero para el 2020, estaba comenzando a sentir como si estuviera abarcando más de la cuenta, al tratar de vivir dos vidas paralelas.En una, yo era un estudiante de ingeniería civil tratando de hacer ciudades sostenibles ante un futuro climático incierto. En la otra, me había convertido en un organizador de justicia social asiático americano. Yo sabía que estos dos mundos buscan, en el fondo, ayudar a la gente. Sin embargo, aún no había descubierto cómo compaginar ambos mundos.
Punto de inflexión
Vini recordó la fecha exacta en que su trabajo con la TCJACL se hizo de repente más urgente.
“Mientras Micaela y yo disfrutábamos el paseo en bicicleta y el picnic a prueba de Covid que ella había planeado para nosotros en mi cumpleaños, el 25 de mayo del 2020, no tenía idea que que al otro lado de la ciudad, delante de las patrullas de policía que decían “Para proteger con coraje... Para servir con compasión”, un oficial del departamento de policía de nuestra ciudad decidió asesinar al compañero residente George Floyd mientras tres de sus colegas lo ayudaban. Decir que nada volvería a ser igual era quedarse corto. Finalmente, el mundo había sido testigo de un linchamiento moderno a sangre fría, a plena luz del día y no podía negar lo que las comunidades negras, indígenas y de color (BIPOC, por sus siglas en inglés) siempre lo han sabido: existe racismo sistémico en los Estados Unidos y las consecuencias son letales”.
“Al principio, no sabíamos qué hacer. Pasé por las mismas etapas de conmoción, ira y la necesidad de hacer algo que catalizó un movimiento racial global bajo el lema “Black Lives Matter” [“Las vidas negras importan”].
El presidente de la sección de TCJACL, Amy Dickerson, le encargó a Vini preparar una declaración condenando el asesinato de George Floyd y trabajar con la JACL nacional a solicitud de ellos en una declaración para su difusión. Vini, junto con Micaela, emitió una declaración dirigida al jefe de policía de Minneapolis, Medaria Arradondo, y al alcalde, Jacob Frey, exigiendo justicia para George Floyd. “Nunca antes había hecho algo así y estuvo lejos de ser perfecto, pero fue un paso importante hacia la alineación pública de nuestra organización de una manera antirracista que apoya directamente a las comunidades negras”.
Pero en lugar de simplemente agregar otra voz al coro de indignación por el asesinato de George Floyd, la TCJACL desarrolló un taller que canalizaría la indignación en acción. Vini escribió “Amy sugirió que desarrollemos un taller que ayudara a nuestros miembros a entender lo que estaba pasando y cómo podíamos ayudar.Otro miembro de TCJACL, Carolyn Nayematsu, me conectó con Roi Kawai, quien había asistido a uno de nuestros recientes eventos virtuales y trabaja como coordinador de Diversity, Equity, and Inclusion (DEI)[Diversidad, Equidad e Inclusión] en las Escuelas Públicas de Minneapolis. Roi y yo nos reunimos unas cuantas veces por Zoom y elaboramos un esquema para una serie de cuatro talleres virtuales”.
Los talleres se llevaron a cabo entre julio y setiembre del 2020. “Hemos recibido comentarios abrumadoramente positivos y tuvimos entre 36 y 50 participantes por taller, representando a 12 estados de Estados Unidos y Canadá. Esta serie de talleres consiguió galvanizar a un núcleo apasionado de miembros de TCJACL para trabajar en temas de justicia social relacionados específicamente con la solidaridad negra y desarrolló además asociaciones con muchos grupos locales y nacionales e individuos que se han convertido en invaluables colaboradores”.
Vini resume sus experiencias en Minnesota diciendo:
“Vine por la comunidad pero me quedé por la justicia social. La TCJACL y, en especial, algunos de nuestros miembros mayores como Sally Sudo y Janet Carlson, siempre han sido apasionados por conectar paralelos entre la experiencia japonesa americana y la experiencia musulmana americana. La TCJACL tiene una larga historia de colaboración con CAIR-MN (Consejo de Relaciones Islámicas Americanas - División de Minnesota, su traducción al español) en temas que incluyen los derechos de los inmigrantes y la facilitación del diálogo que desafíe a la islamofobia y el racismo que predominan en la sociedad americana. Las Ciudades Gemelas o Town Cities tienen un gran número de comunidades de refugiados, incluidas las grandes poblaciones de musulmanes, por lo que no ha faltado oportunidades de intercambios culturales. Para muchos en la TCJACL, la retórica islamofóbica, que era predominante después de los atentados del 11 de setiembre, les recordaba directamente a la histeria del periodo de guerra que condujo al encarcelamiento de sus familias en campos de concentración de los Estados Unidos. Algunos políticos llegaron a sugerir, incluso en años más recientes, que los musulmanes americanos deberían ser colocados en registros o incluso ser encerrados en campamentos mientras se evaluara la amenaza a los Estados Unidos. La TCJACL tiene el firme propósito de evitar que se repita esta dolorosa historia”.
Ingeniería civil para la justicia social
Vini y Micaela recientemente regresaron a Carolina del Norte donde compraron su primera casa. Fue allí, como un estudiante con compañeros negros, hispanos y nativos americanos en el programa de ingeniería para minorías de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, donde Vini había forjado el rumbo que tomaría su futura carrera como ingeniero civil. “Fue esta exposición a una diversidad de puntos de vista y experiencias lo que realmente me impulsó a enfocarme en la justicia social”, escribió Vini.
El disfrute de la infancia de Vini de jugar con agua, sumado al hecho de presenciar una catastrófica inundación mientras visitaba a la familia en São Paulo,le dio un rumbo a su carrera escogida. Vini escribió “creo que el hecho de sentir esa necesidad de mejorar la forma cómo las ciudades construidas por el hombre interactuaron con el medio ambiente, especialmente frente al cambio climático, fue un motivador principal en mi camino hacia la ingeniería civil y el manejo de las aguas pluviales”.
Vini quiso ayudar a las comunidades con mayor necesidad, lo que lo llevó a Engineers Without Borders - USA (EWB-USA) [Ingenieros Sin Fronteras - Estados Unidos], primero en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y luego en la Universidad de Minnesota, donde trabajó en proyectos en países en desarrollo (Sierra Leona y Guatemala) para desarrollar fuentes sostenibles de agua potable.
“Lo que más disfruté de este programa”, escribió Vini, “fue que su proceso de proyecto se centró en la comunidad y desarrolló relaciones a largo plazo, a través de las cuales resolvimos problemas juntos,construimos juntos sistemas de agua y estuvimos mutuamente comprometidos con garantizar el conocimiento y materiales para una operación continua en el futuro”. Fue lo mejor como aprendizaje práctico.
Cuando alguien piensa en el trabajo que hacen los ingenieros civiles, la lucha por la justicia social no es lo que usualmente viene a la mente, aunque los dos campos siempre han estado inextricablemente vinculados. Los costos y beneficios de cada aspecto del ambiente construido, desde la ubicación de autopistas y servicios públicos a espacios verdes, raras veces se han distribuido de manera uniforme. Vini explicó: “históricamente, el redlining racial [prácticas discriminatorias] y otras formas de segregación comunitaria y desinversión por parte de los responsables de las decisiones del gobierno deliberadamente crearon áreas en las que era “bonito” vivir y otras áreas que “no eran tan bonitas”.Las comunidades marginadas veían cómo se devaluaba el valor de las propiedades y la calidad de vida. Finalmente, muchas de estas comunidades quedaron expuestas a peligros ambientales por intereses de tipo económico, que colocaron industrias indeseables en áreas de bajos ingresos”.
Corrigiendo errores
Esta es la apreciación de Vini:
“Todavía queda mucho trabajo por hacer para corregir errores del pasado, pero el movimiento Environmental Justice [Justicia Ambiental] ha conseguido, al menos en algunas áreas, limpiar algunas de las comunidades afectadas y mejorar la calidad de vida que experimentan los residentes. Sin embargo, lo que viene a continuación es la parte más complicada. Cuando las áreas con inversión insuficiente reciban una afluencia repentina de inversión orientada al medio ambiente, estas se volverán atractivas para la inversión externa y experimentarán repentinamente una enorme gentrificación, a medida que nuevos residentes de mejor posición económica comiencen a entrar. Los residentes originales a menudo luchan para resistir al desplazamiento por varias razones: alquileres en aumento, costos de vida en aumento, valores de propiedad en aumento que incentivan la venta, hostilidad o segregación social por parte de los residentes recién llegados y la lista continúa. La dolorosa ironía de la gentrificación verde (demasiado de algo bueno que conduce a algo malo) apenas ha comenzado a ser reconocida en las últimas décadas por académicos y en los últimos años, por el público en general; los activistas que exigen viviendas asequibles han estado realmente al frente del problema.
Para mí, la gentrificación verde se ha convertido en una preocupación diaria, porque como yo ayudo a desarrollar infraestructura verde para ayudar a las comunidades, necesito hacer todo lo posible para garantizar que la comunidad a la que estoy tratando de ayudar seguirá presente para disfrutar de los beneficios de su entorno más saludable. He ofrecido varias presentaciones en conferencias sobre el tema y he escrito algunos artículos sobre esto, pero aún sigo buscando oportunidades para hacer más”.
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© 2022 Esther Newman
