En agosto de 2009 visité por primera vez Bolivia, más precisamente la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que queda ubicada en la parte oriental del país y donde hay varias colonias de japoneses y sus descendientes.
Mis conocimientos sobre el país eran muy limitados, pues apenas tenía referencias de que es el segundo país más pobre de América Latina después de Haití, de que muchos de sus ciudadanos han emigrado y siguen emigrando a la Argentina y demás países vecinos, a España, etc; de que hay importantes explotaciones y reservas de minerales, gas natural y petróleo, de que la desigualdad social es pronunciada; de que si bien la hoja de coca es consumido en forma generalizada por la gente, con los ingredientes químicos correspondientes, pueden producir cocanía y traficar con ella, etc.
Desde enero del 2006 es gobernado por Evo Morales, de ascendencia indígena y ex- dirigente sindical cocalero, quien intenta llevar a cabo un proyecto político que intenta superar las injusticias y desequilibiros que vienen desde tiempo atrás.
Ya cerca de la ciudad pude apreciar bastante tráfico, mucha actividad comercial e incluso por la noche observé que en los lugares públicos, como la plaza central, había muchas familias con chicos disfrutando del lindo clima que hacía, algo no muy usual a esas horas en otras ciudades de otros países de la región. La ciudad de Santa Cruz tiene una población de 1.600.000 habitantes y está dividido en 22 distritos y 12 areas anilladas que particularizan la organización urbana que posee. Por el clima y una seguridad aceptable, dentro de los parámetros locales, muchos restaurantes del centro tenían sus mesas fuera del negocio y, por ende, es posible disfrutar de un trago o una comida sin tener que sentir la amenaza de un robo (desde luego con las precauciones del caso y sin comparar con Japón).
Según los datos publicados en la website de la Cancillería japonesa, con datos del 2007, este país posee un Producto Bruto Interno de 11.900 millones de dólares y una renta per cápita promedio anual de 1.260 dólares, un índice de costo de vida del 12% y una tasa de desocupación del 8.2%. Señala, además, que exporta diversos minerales y cereales como la soja y no se observan prácticamente productos industriales de valor agregado1.
Sin embargo, en los casi 5 días de estadia en dicha ciudad pude constatar que las cifras señaladas párrafos arriba no reflejan la realidad que había visto, pues económicamente la región es muy activa y es diferente a la imagen y noticias que uno recibe estando en Japón. Muchos dicen que Santa Cruz es “la otra Bolivia”, diferente al modelo de país que Evo Morales y su gente quiere implementar para las zonas más pobres del país.
Meses después de mi regreso, ví un artículo de un periódico local, donde el Ministro de Hacienda señalaba que el PBI había llegado a los 20.000 millones de dólares y el ingreso per cápita, gracias a los bonos de ayuda a los pobres, estudiantes, personas de edad, amas de casa, etc., a 1.900 dólares, como así también que las reservas en divisas habían llegado a casi el 50% del PBI2. La nota, también decía, que Bolivia ya no es un país tan pobre como muchos creen. Pero, otro artículo del diario La Razón indicaba que, por los efectos de la crisis, las exportaciones del 2009 habían bajado un 23.3% a comparación del 20083.
De todos modos, en lo económico parece haber un crecimiento importante y eso seguramente está favoreciendo, de alguna manera, también, a las clases de menores recursos; pero, si vemos los indicadores sociales y educativos de la SITEAL y CEPAL4se puede apreciar que solo el 52.5% tienen terminado la secundaria, aunque lo que preocupa es que en el estrato donde hay un clima educativo bajo es de tan solo el 2%, mientras que en donde ese clima es alto es del 93.8%, casi igual al de Japón (96.7%). Esta tendencia, en mayor o en menor medida, se observa también en los países vecinos de la región, por lo que urge un plan inclusivo de mediano y largo plazo coherente y viable para que los niños y adolescentes de familias de escasos recursos y clima educativo bajo puedan mejorar sus posibilidades. Dentro de este contexto, la tasa promedio de abandono de la secundaria es de casi el 30%, la tasa de fecundidad de 3.5 puntos, el índice de expectativa de vida de 67 años (hombres 65 años y mujeres 69 años), el de analfabetismo del 9.6%, uno de los más altos de la región, el de mortandad infantil de 45 y el de desempleo del 8% (2008).
Lo que hay que aclarar es que, dentro de Bolivia, las diferencias entre regiones y poblados es pronunciado y por ejemplo la ciudad de Santa Cruz de la Sierra es de suponer que el ingreso promedio per cápita anual rondaría los 3.500 a 4.000 dólares y el nivel educativo en general es más alto que en la zona occidental. La producción sojera y las industrias de exportación están ofreciendo un enorme bienestar y eso se puede percibir en la calle, en el consumo de la gente, en el tipo de negocios que hay, en los coches último modelos que circulan, en las maquinarias agrícolas que se venden, etc.
En los alrededores de la ciudad donde hay barrios más exclusivos se pueden apreciar que prácticamente la totalidad de las casas de más de 80.000 dólares se venden sin muchas dificultades.
Dentro de la gira visité también la Colonia Japonesa San Juan5, ubicada a 140 km de Santa Cruz, a 2 horas en taxi, para visitar a amistades y saludar a los exbecarios de JICA que han estudiado en Japón y los tuve en mi cursillo de orientación. Con el alcalde Katsumi Bani nos hemos conocido en una reunión del BID y luego nos hemos visto en un par de reuniones de la COPANI-Convención Panamericana Nikkei y de la Kaigai Nikkeijin Taikai (Convención de Japoneses y sus Descendientes del Exterior en Japón). El tiene la difícil tarea de compatibilizar los intereses de la colonia con los de la ciudad y mejorar el nivel de vida y acondicionar la infraestructura social de los nativos que en líneas generales es menor que la gente de la colonia. Sus electores son la gente nativa como de la colonia (los nacidos en Bolivia), pero en términos económicos se puede decir que los dirigentes, aun migrantes japoneses “issei”, de la colonia japonesa que poseen una importante influencia local son los que tienen peso como contribuyentes. La contribución de los inmigrantes japoneses en esa localidad como en las demás colonias de la zona es indiscutible, pues de la nada lograron desarrollar campos que jamás habían sido usados para el cultivo. Son decenas de miles de hectáreas de extensión que están siendo producidos por los japoneses y sus descendientes y que están contribuyendo a desarrollar económicamente a toda Bolivia. Las ayudas del gobierno japonés han permitido mejorar las infraestructuras básicas, capacitar a la gente en diversas profesiones afines y dinamizar social y económicamente la región.
Este progreso se está dando en el último decenio por los altos precios de los commodities y aumento del consumo doméstico, pero desde finales de los ’80 al ’90, muchos de la colonia se han ido al Japón en calidad de “dekasegui” para ahorrar dinero, pagar deudas y buscar un mejor bienestar económico. Hay que dejar constancia que los migrantes japoneses no son terratenientes ni hacendados con grandes extensiones de tierra especulativa o no producida, sino que son agricultores que de la nada trabajaron la tierra durante decenios para que recién en estos años pudieran recoger algunos frutos.
A pesar de estas particularidades, el plan de reforma agraria del gobierno de Morales donde intenta sanear las tierras improductivas y repartir a los indígenas o a los desocupados comenzó a afectar o poner en riesgo estas tierras de las colonias japonesas. Desde luego, no es que no existan tierras no cultivadas o en situación irregular por la desaparición o abandono del propietario, por personas que se han ido a trabajar al Japón y han fallecido aquí y aun no han tramitado la sucesión, etc. Son problemas legale de particulares que desde luego deben ordenarse, pero ponerlos bajo la misma lupa que los latifundios bajo el programa de saneamiento de las tierras es no reconocer el sacrificio de más de medio siglo y el espíritu pionero de los agricultores japoneses6.
Por otra parte, el hecho de “repartir” lo que no está cultivado a los “humildes” no significa que estos puedan cultivar debidamente la tierra bajo un concepto de competitividad y rentabilidad como requieren los tiempos de hoy.
En fin, este viaje a Santa Cruz de la Sierra ha sido muy provechoso en descubrir otras facetas de los japoneses y sus descendientes en un país donde se quiere llevar a cabo cambios estructurales muy grandes, pero que ciertas desprolijidades, prejuicios e información sezgada, pueden hechar por la borda el esfuerzo de muchos migrantes que han dado y siguen dando lo mejor por Bolivia.
Notas:
1. http://www.mofa.go.jp/mofaj/area/bolivia/data.html Ministerio de RR.EE de Japón
http://www.bo.emb-japan.go.jp/jp/index.htm Embajada de Japón en Bolivia
2. http://www.bolivia24.com/noticias-en-bolivia/economia/bolivia-avanza-y-es-pais-de-ingreso-medio-igual-a-peru/ Artículo sobre Bolivia
3. http://www.la-razon.com/versiones/20100202_006991/nota_248_947241.htm Nota sobre Bolivia
4. SITEAL IIPE/OEI, 2008 http://www.siteal.iipe-oei.org/index.asp
Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe- CEPAL 2009. http://www.cepal.org/
5. http://www.fenaboja.com/sp_index_top.htm Fed. Ncial de Asociones Bolivianas-Japonesas
http://www.fenaboja.com/SanJuan/sanjuan.htm Sobre la Colonia San Juan
http://www.fenaboja.com/Nikkei/historia_migracion.htm
6. http://www.laprensa.com.bo/noticias/16-02-10/noticias.php?nota=16_02_10_nego2.php
http://www.corrientepraxis.org.ar/spip.php?article332 Artículos varios
http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=BOL&pagina=http://www.opinion.com.bo
© 2010 Alberto J. Matsumoto