No soy experto en cultura ni costumbre japonesa, pero observo lo que está sucediendo en Japón luego del terremoto y tsunami. Creo que el país y su gente se recuperarán y reconstruirán sus vidas porque uno de los conceptos clave y manera de vida están profundamente arraigados en el espíritu japonés.
“Otagaisama.” Ayudando uno a otro, mutuamente.
“Gaman” (aguantar/soportar) “shikataganai” (ni modo) y frases como “Gambaro Nihon”(Fuerza Japón), Otagaisama fueron algunas de las frases que se utilizaron tras el desastre, y que áun se siguen usando. En la televisión vimos personas completamente desconocidas que rescataban a otros de los techos de las casas. Personas que tenían muy poco para ellos mismos rechazaban la comida que les ofrecían porque “hay muchas otras personas que necesitan más que nosotros”. La idea de saqueo, es un concepto completamente extranjero para la mayoría de los japoneses, a comparación del Otagaisama.
Nos ayudamos mutuamente. No robamos sus cosas.
Por Otagaisama y sus fortalezas y espíritu, los japoneses del norte de Japón se recuperarán, pero tomará tiempo y mucho dinero. No pueden hacerlo sólo y nosotros podemos colaborar.
Me impresionó la buena predisposición de mi comunidad en colaborar con los japoneses en este momento de gran necesidad. Se establecieron Fondos para las víctimas del terremoto y nuestra comunidad entregó millones de dólares en concepto de donaciones para los japoneses necesitados.
Es evidente que esta necesidad continuará y es necesario seguir dando. No obstante, hay algunos de nuestra comunidad quienes no colaboraron con Japón atribuyendo que no tienen ninguna persona cercana o conexiones personales, o que lo que hizo Japón en el pasado a los Estados Unidos tuvo un impacto negativo en los japoneses americanos. Por lo tanto, ven difícil ser cooperativo.
Mientras comprendo estos sentimientos, retomo el concepto de Otagaisama. Si observan nuestra historia en este país, Otagaisama era la llave para sobrevivir desde el día 1 cuando los primeros Isseis arribaron. En un ambiente hostil donde debían enfrentar prejuicios extremos, los Isseis rápidamente se dieron cuenta que debían ayudarse mutuamente como colocar el dinero en un fondo común y proveer créditos, y en otras actitudes de bondad.
Gracias a este espíritu de mutua colaboración, cooperación y comprensión pudieron soportar la Gran Depresión y especialmente durante la guerra en los campos de concentración y el difícil período de pos guerra. Como los japoneses en Japón, los japoneses en los Estados Unidos usaron el Otagaisama para aguantar, sobrevivir y eventualmente reconstruir sus vidas.
De hecho, luego de la Guerra cuando los japoneses americanos fueron obligados para reconstruir sus vidas con sólo 25u$s y un boleto de tren a casa, los Isseis y Nisei quienes tenían lo mínimo para ellos mismos y sus familias aquí en los Estados Unidos, tuvieron un comportamiento extraordinario. Juntaron cajas, colocaron comida, ropa y otras necesidades y enviaron a los parientes del devastado Japón.
El sentimiento era simple “No tenemos mucho pero ellos lo necesitan más que nosotros”.
Una caja no parece mucho, pero una caja multiplicada por cientos o miles enviados por los Issei y Nisei a Japón, se convierte en un acto de bondad y esperanza que aún es recordado.
Me hizo recordar esto cuando fui a San Francisco y estuve en el 44 Festival Annual de Cerezos. Todos los años durante la coronación de la reina anual se relata la historia de Fujiyasu Furisode Kimono. Desde 1973, la empresa de kimono, con base en Tokio, dona los preciosos kimonos para la reina del festival.
La razón de esta generosa donación data despúes de la Guerra cuando la situación en Japón se tornaba de desesperante a sin esperanza, llegaron esas cajas de los Estados Unidos. El presidente de Fujiyasu Kimono Company, Sr. Seishichi Ato y su familia fueron unos de los afortundados que recibieron estos regalos y con eso tuvieron la oportunidad de reconstruir sus vidas y su país.
Seishichi Ato nunca lo olvidó y la donación anual de kimono es una manera de devolver la bondad de la comunidad japonesa americana.
En mi familia, el tío de mi madre de Hiroshima nos comentó hace algunos años que aún recuerda las cajas de cafés, chocolates y lápices que mi abuelo enviara después que la bomba atómica arrasara completamente la ciudad. El tío de mi padre en Wakayama le dijo que era la envidia de la escuela por la ropa que le habían enviado. Estos pequeños actos de bondad nunca se olvidan.
Otagaisama. Ayudamos mutuamente.
Y ahora, después que el Primer Ministro Naoto Kan anunciara que Japón está pasando el peor momento desde la Segunda Guerra Mundial, es tiempo que nosotros demos de nuevo.
Otagaisama es parte de nuestra historia y tradición. Estoy orgulloso de decir que estoy contento de llevar esta tradición de nuestros Issei y Nisei. Es parte de quienes somos como japoneses americanos y como ser humano.
© 2011 Soji Kashiwagi