Todas las mañanas, independientemente de que llueva o salga el sol, allí están ellas para la práctica de Radio Taiso.
El lugar es una cancha deportiva ubicada en el barrio de Chácara Inglesa, en la capital de San Pablo. Un pequeño equipo se turna para cumplir las funciones de abrir la puerta de entrada y equipar el lugar con una mesa y un equipo de música.
Como el barrio está habitado por una gran cantidad de nikkei, no es de extrañar que al menos el treinta por ciento de las asistentes sean de ascendencia nipona.
Poco a poco, van llegando, todas animadas, listas para el encuentro que incluye saludos, abrazos (en la época en que no había ni sombra del coronavirus) y esas preguntas inevitables: "¿Y tu columna está mejor?", "¿Todavía tienes tos?", "¿Te curaste?", "¿Ya te vacunaste contra la gripe?", etc., etc. Los temas favoritos en las rondas de personas que pasaron los 50, 60, 70, 80 años.
Nuestra actividad siempre comienza con una oración, pidiéndole a Dios que esté presente entre nosotros y en todo lo que vamos a hacer a lo largo del día.
Alineadas, nuestras alumnas están listas para realizar los ejercicios según las limitaciones de cada una. Comenzamos con una caminata y luego pasamos a los ejercicios más complejos.
Movimientos aeróbicos, coordinación motora, todas atentas a las explicaciones de la instructora. Uno de los ejercicios más difíciles es uno de elongación, en el que se cruza una pierna por delante de la otra, bajando el tronco hacia adelante para elongar. No todas pueden hacerlo puesto que requiere equilibrio, por lo que no recomendamos intentarlo si la persona se siente insegura.
En cada clase siempre pienso en lo admirables que son estas señoras pues tienen el ánimo de levantarse temprano y salir de casa para hacer ejercicio, a pesar de las adversidades de la edad. Tal vez usted se pregunte: ¿Y dónde están los hombres? ¡Buena pregunta! Al principio había pero eran pocos y, con el tiempo, dejaron de asistir, quizás porque eran minoría y no lograban seguir la animada conversación de sus compañeras (risas).
Hablar de esta actividad me lleva automáticamente a recordar a algunas asistentes y sus peculiaridades:
Dona Leonice, toda entusiasmada, solía llegar a las 6:20, 6:30 de la mañana antes de que hubiera alguien para abrir la puerta y, al tocar el timbre, terminaba despertando al Sr. Luiz, el encargado.
Dona Maria Augusta y Dona Tioko, a pesar de usar bastón, insistían en estar presentes, ambas de carácter fuerte y que no se doblegan ante las dificultades de la edad. Dona Augusta solía dejar su bastón colgado de la reja protectora de la ventana más cercana para iniciar los ejercicios.
Hoyne, más conocida como Hyone, es una mujer de hermosa sonrisa que nunca se olvidó de felicitarnos en el Día del Profesor. Este año, aunque no nos encontrábamos por la cuarentena, me envió un mensaje felicitándome por la fecha. En la confraternización de fin de año, siempre obsequió al equipo responsable macetas con hermosas plantas, junto con Márcia, Tioko y otras chicas.
Dona Hélvia, una señorita de hermosa cabellera blanca, muy culta y agradable, tiene unas salidas muy divertidas en medio de las conversaciones, la trae su hijo.
Márcia Schmidt, que lideró el grupo durante mucho tiempo con Judith Fujita (de 2006 a 2013) antes que asumiera el equipo actual, es una mujer enérgica pero de buen corazón, feliz de haber sido abuela recientemente.
Dona Míriam, cuyo nombre real es Mitiko Nakatani, esposa del profesor Paulo Takeshi Nakatani, que fue quien inició este grupo en 1994, también es un ejemplo. Estaba enferma y tomaba muchos remedios hasta que un día consultó a un médico que le ordenó que tirara todos los medicamentos y se ejercitara. Ella aceptó el desafío y comenzó a correr. Llegó a ganar muchas medallas en su categoría y tiró todos los remedios porque ya no los necesitaba. Cuando la conocí, ya estaba afectada por la enfermedad de Alzheimer, pero no dejaba de asistir a las clases de gimnasia con una sonrisa en su rostro y mostrando una inmensa alegría de vivir.
Es imposible no reparar en la señora Tomiko Okamoto, más conocida como dona Madalena, de casi 90 años. Ella era la primera en llegar y sólo faltaba cuando llovía porque tenía miedo de resbalarse en la acera mojada. Le gustaba tejer y siempre traía alguna pieza que había terminado para mostrarnos y tuve el privilegio de adquirir una de ellas.
A veces, la encontraba de camino a la clase de gimnasia y le “prestaba” mi brazo e íbamos despacio, conversando.
En clase, estaba atenta en su lugar habitual, lista para otra sesión de ejercicios.
Su asiduidad fue un ejemplo de perseverancia, lo que le valió un humilde homenaje en nuestro encuentro de confraternización en 2019.
Las clases son de lunes a viernes, a las 7 de la mañana y duran aproximadamente 30 minutos y, cada mañana, nos sentimos renovadas para afrontar un nuevo día.
Más que una terapia física, este tipo de gimnasia japonesa es una terapia para el corazón, en esta convivencia con personas que no han perdido su gentileza y su amabilidad, incluso frente a las adversidades de la vida. Sin duda, un aprendizaje para los más jóvenes.
Además de la gimnasia diaria, hay días especiales como el Día Internacional de la Mujer, cuando repartimos obsequios para las “chicas” y también cantamos el feliz cumpleaños a las cumpleañeras del día con un efusivo saludo.
Otro evento que organizamos es la confraternización con un desayuno al final de cada semestre.
El equipo responsable de Radio Taiso también organiza paseos semestrales. Ya hemos tenido paseos inolvidables en el Jardín Botánico, en el Acuario de San Pablo, en el Zoológico, en el Pabellón Japonés del Parque Ibirapuera y el más reciente fue en el Museo Catavento.
Por ora todas essas atividades estão suspensas por conta do novo coronavírus e o isolamento social que temos de cumprir. Mas eu tenho encontrado algumas das frequentadoras no nosso bairro e outras têm telefonado ou se comunicado via WhatsApp e é fato que todas lamentam a falta que tem feito a prática de exercícios e estão com saudades da convivência saudável e alegre com a turma.
Só nos resta aguardar pacientemente pela retomada das atividades e, enquanto isso, ficamos relembrando os momentos felizes vividos até então.
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Nuestro Comité Editorial seleccionó este artículo como una de sus historias favoritas de serie Más Que un Juego: Deportes Nikkei. Aquí está el comentario.
Comentario de Aldo Watao Shiguti
Edna Hiromi Ogihara Cardoso nos regala un delicioso texto sobre la gimnasia japonesa – Radio Taiso - en el que muestra, de manera sutil y con un lenguaje directo, los beneficios de esta actividad, una práctica introducida en el país en 1978 con motivo de las conmemoraciones de los 70 años de la Inmigración Japonesa en Brasil y que, a lo largo de los años, ha ganado innumerables adeptos incluso entre los no descendientes de japoneses. La autora logra "transportar" al lector al lugar -en este caso, una cancha deportiva- y hace que los personajes de esta historia se acerquen, como si las conociéramos desde hace algún tiempo, hecho que se nota en los diálogos entre las practicantes y en las peculiaridades de algunas de las asistentes.
De manera objetiva, la autora transmite información sobre los beneficios de la gimnasia, en particular, la interacción social, por el momento conmocionada por la pandemia del nuevo coronavirus. Nostalgia, por cierto, algo aliviada por las conversaciones por teléfono o por WhatsApp. De todos modos, como dice la autora, momentos felices para ser recordados.
© 2020 Edna Hiromi Ogihara Cardoso
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