Parte 2 >>
Japantown
Esta caminata de unos 3km, fue tranquila, tal vez por el viento frío que hizo que muchos se movilizaran en vehículos (nos contaron que es una ciudad que camina mucho pero en invierno, siendo tal el frío, casi todos prefieren moverse en vehículos –hasta los tranvías eléctricos antiguos, en circulación, tienen calefacción).
No estábamos en invierno pero el viento constante, la fría sensación térmica y las lluvias ligeras pero continuas a lo largo del día nos dejaron las calles casi vacías, fáciles para apreciar, caminar y entrar y salir de las tiendas que encontrábamos en el camino.
Con esas lluvias ligeras empezamos a ver las banderolas que anunciaban que estábamos en los bordes de Japantown.
La mutación urbana fue fácil, casi imperceptible desde los edificios victorianos a las construcciones del siglo pasado que conforman esta zona; habrá sido por el estado de conservación y por la tranquilidad respirada en todo el conjunto de manzanas que atravesamos.
Entramos a la primera tienda que vimos, administrada por un chino, donde vendían productos japoneses, chinos y de otras procedencias además de frutas por libra (1kg = 2.2lb) en comparación con la venta por unidades en el centro de la ciudad. Fue una aproximación interesante al barrio japonés ya que los productos ofrecidos no eran, en su totalidad, japoneses, tal como debe ser la realidad de Japón, hoy, y como es la realidad en cualquier economía y mercado dependiente de otras economías (disque globalizado).
Una cuadra más adelante encontramos los centros comerciales Kinokuniya y Kintetsu, unidos por la plaza que tiene una pagoda conmemorativa donde la colectividad Nikkei de esta ciudad recibe a la primavera, entre otros eventos (¿podría ser como el AELU limeño?).
Después de conocer Chinatown -y compararla con el que existe en Lima- se puede decir con total seguridad que Japantown tiene una esencia totalmente diferente. A pesar de ser mucho más chica que Chinatown, el orden y la estética se ven por doquier.
El carácter de barrio japonés puede sentirse si se conoce la filosofía japonesa para la vida – zen, filosofía que hemos heredado en forma de costumbres y tradiciones… lo mejor sería entender al zen aunado a la práctica de la herencia recibida de nuestra ascendencia.
La tranquilidad era patente esa mañana; los restaurantes ni las tiendas aún estaban abiertas en su totalidad, los Nikkei tomaban un café mientras descansaban del frío, dentro del centro comercial… mirándonos como lo hacemos los Nikkei en todo lugar: esperando un saludo, un gesto de cabeza o una sonrisa extraña y extrañada porque, tal vez, nos conozcamos (a través de las familias que se conocieron hace 50 o más años). Esto me sucedió aquí, pasa en Lima todo el tiempo, también en Rio de Janeiro y Buenos Aires y donde Nikkei encontremos.
Los Nikkei somos Nikkei en todo el mundo aunque nos diferencie el dejo y las costumbres.
© 2011 Victor Nishio Yasuoka